Hechos de los Apóstoles 1:1-26

1  En el primer relato, Teófilo, escribí acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar+  hasta el día en que fue llevado arriba,+ después de darles instrucciones mediante espíritu santo a los apóstoles que había elegido.+  Después de haber sufrido, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo.+ Ellos lo vieron durante 40 días, y él estuvo hablando acerca del Reino de Dios.+  Mientras estaba reunido con ellos, les ordenó: “No se vayan de Jerusalén.+ Sigan esperando lo que el Padre ha prometido,+ aquello de lo que les he hablado.  Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con espíritu santo+ dentro de pocos días”.  Entonces, cuando ellos se reunieron, le preguntaron: “Señor, ¿vas a restaurar el reino en Israel en este tiempo?”.+  Él les dijo: “No les corresponde a ustedes saber los tiempos o épocas que el Padre ha puesto bajo su propia autoridad.+  Pero recibirán poder cuando el espíritu santo venga sobre ustedes.+ Y serán mis testigos+ en Jerusalén,+ en toda Judea y Samaria,+ y hasta la parte más lejana de la tierra”.+  Después de decir estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban. Entonces una nube lo ocultó de su vista.+ 10  Ellos estaban mirando atentamente al cielo mientras él se iba cuando, de repente, dos hombres vestidos de blanco*+ aparecieron al lado de ellos 11  y les dijeron: “Hombres de Galilea, ¿por qué están ahí de pie mirando al cielo? Este Jesús, que estaba con ustedes y fue llevado al cielo, vendrá de la misma manera en que lo han visto irse al cielo”. 12  Luego ellos regresaron a Jerusalén+ desde lo que se conoce como el monte de los Olivos, una montaña que está cerca de Jerusalén, a tan solo la distancia del camino de un sábado. 13  Cuando llegaron, subieron al cuarto de arriba donde se alojaban. Estaban Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Entusiasta y Judas hijo de Santiago.+ 14  Con un mismo objetivo, todos ellos perseveraban en la oración junto con algunas mujeres,+ con María la madre de Jesús y con los hermanos de él.+ 15  En esos días, Pedro se puso de pie en medio de los hermanos (eran un grupo de unas 120 personas) y les dijo: 16  “Varones, hermanos, era necesario que se cumpliera el pasaje de las Escrituras que el espíritu santo profetizó mediante David acerca de Judas,+ quien fue guía de los que arrestaron a Jesús.+ 17  Él fue uno de nuestro grupo+ y fue elegido para participar en este ministerio. 18  (Resulta que este hombre compró un campo con el salario de la injusticia+ y, cuando cayó de cabeza,* su cuerpo reventó* y se le salieron los intestinos.+ 19  Todos los habitantes de Jerusalén se enteraron y llamaron a aquel campo Akéldama, que en su lengua quiere decir ‘campo de sangre’). 20  Porque está escrito en el libro de los Salmos: ‘Que su casa quede desierta y que nadie viva en ella’,+ y ‘Que su puesto de superintendente lo ocupe otro’.+ 21  Por lo tanto, es necesario que, de los hombres que nos acompañaron durante todo el tiempo en que el Señor Jesús realizó sus actividades entre nosotros, 22  desde que Juan lo bautizó+ hasta el día en que estaba con nosotros y fue llevado arriba,+ uno de estos hombres llegue a ser testigo con nosotros de su resurrección”.+ 23  Así que propusieron a dos: a José, llamado Barsabás y también conocido como Justo, y a Matías. 24  Después oraron y dijeron: “Oh, Jehová, tú que conoces los corazones de todos,+ indica a cuál de estos dos hombres has elegido 25  para recibir este ministerio y apostolado que Judas abandonó para irse a su propio lugar”.+ 26  Entonces echaron suertes,+ y la suerte cayó sobre Matías, y él fue añadido a los 11 apóstoles.

Notas

O “con ropa brillante”, “con ropa resplandeciente”.
O “él reventó por el medio”.
O quizás “cuando se hinchó”.

Notas de estudio

el primer relato. Aquí Lucas se refiere a su Evangelio, donde narra todas las cosas que Jesús hizo y enseñó durante su vida. En el libro de Hechos retoma el relato donde lo dejó, pero se concentra en lo que hicieron y dijeron los discípulos de Jesús. Las dos narraciones tienen el mismo estilo y usan palabras parecidas. Ambas están dirigidas a Teófilo, aunque en ninguna se dice claramente que él fuera discípulo de Cristo (ver la nota de estudio de Lu 1:3). Lucas comienza Hechos haciendo un repaso de lo que había registrado al final de su Evangelio, lo que indica con claridad que uno es continuación del otro. Sin embargo, en ese repaso usa palabras ligeramente diferentes y aporta nuevos detalles. Comparar Lu 24:49 con Hch 1:1-12.

llaves del Reino de los cielos. En la Biblia, a los que recibían llaves, fueran literales o simbólicas, se les concedía cierto grado de autoridad (1Cr 9:26, 27; Is 22:20-22). Así que el término llave representa autoridad y responsabilidad. Pedro usó las “llaves” que se le confiaron para darles a judíos (Hch 2:22-41), samaritanos (Hch 8:14-17) y gentiles (Hch 10:34-38) la oportunidad de recibir el espíritu de Dios y de entrar en el Reino celestial.

Hechos de los Apóstoles. Aunque no hay pruebas de que este libro originalmente tuviera un título, su nombre en griego (Práxeis Apostólōn) ya se encontraba en algunos manuscritos antiguos del siglo segundo de nuestra era. El libro es una continuación del Evangelio escrito por Lucas (ver la nota de estudio de Hch 1:1) y habla en especial de las actividades de Pedro y Pablo, no de todos los apóstoles. Contiene una narración confiable y abarcadora del impresionante comienzo y rápido crecimiento de la congregación cristiana, primero entre los judíos, luego entre los samaritanos y por último entre los gentiles o no judíos (ver la nota de estudio de Mt 16:19). También suministra el marco histórico de las cartas inspiradas de las Escrituras Griegas Cristianas.

excelentísimo. La palabra griega para “excelentísimo” (krátistos) se usa en contextos oficiales para dirigirse a funcionarios de alto rango (Hch 23:26; 24:3; 26:25). Por eso algunos expertos creen que, antes de ser cristiano, Teófilo desempeñaba un cargo alto. Otros piensan que el término griego era simplemente una forma amable y educada de dirigirse a alguien o una muestra de gran estima. Parece que Teófilo era cristiano, pues ya le habían “enseñado oralmente” las cosas acerca de Jesucristo y su ministerio (Lu 1:4). De modo que el relato de Lucas serviría para confirmarle lo que había aprendido antes por boca de alguien. Pero no todos piensan igual. Algunos creen que Teófilo era al principio una persona interesada que luego se convirtió al cristianismo. Otros creen que el nombre, que significa ‘amado por Dios’ o ‘amigo de Dios’, era un sobrenombre de los cristianos en general. Al comienzo de los Hechos de los Apóstoles, Lucas ya no usa “excelentísimo” cuando se dirige a Teófilo (Hch 1:1).

excelentísimo. La palabra griega para “excelentísimo” (krátistos) se usa en contextos oficiales para dirigirse a funcionarios de alto rango (Hch 23:26; 24:3; 26:25). Por eso algunos expertos creen que, antes de ser cristiano, Teófilo desempeñaba un cargo alto. Otros piensan que el término griego era simplemente una forma amable y educada de dirigirse a alguien o una muestra de gran estima. Parece que Teófilo era cristiano, pues ya le habían “enseñado oralmente” las cosas acerca de Jesucristo y su ministerio (Lu 1:4). De modo que el relato de Lucas serviría para confirmarle lo que había aprendido antes por boca de alguien. Pero no todos piensan igual. Algunos creen que Teófilo era al principio una persona interesada que luego se convirtió al cristianismo. Otros creen que el nombre, que significa ‘amado por Dios’ o ‘amigo de Dios’, era un sobrenombre de los cristianos en general. Al comienzo de los Hechos de los Apóstoles, Lucas ya no usa “excelentísimo” cuando se dirige a Teófilo (Hch 1:1).

el primer relato. Aquí Lucas se refiere a su Evangelio, donde narra todas las cosas que Jesús hizo y enseñó durante su vida. En el libro de Hechos retoma el relato donde lo dejó, pero se concentra en lo que hicieron y dijeron los discípulos de Jesús. Las dos narraciones tienen el mismo estilo y usan palabras parecidas. Ambas están dirigidas a Teófilo, aunque en ninguna se dice claramente que él fuera discípulo de Cristo (ver la nota de estudio de Lu 1:3). Lucas comienza Hechos haciendo un repaso de lo que había registrado al final de su Evangelio, lo que indica con claridad que uno es continuación del otro. Sin embargo, en ese repaso usa palabras ligeramente diferentes y aporta nuevos detalles. Comparar Lu 24:49 con Hch 1:1-12.

Teófilo. Tanto el Evangelio de Lucas como el libro de Hechos de los Apóstoles están dirigidos a este hombre. En Lu 1:3, su nombre va precedido del título “excelentísimo”. Para obtener más información sobre Teófilo y el uso de ese título, ver la nota de estudio de Lu 1:3.

del Reino de Dios. El tema principal de la Biblia, el Reino de Jehová, se resalta en todo el libro de Hechos (Hch 8:12; 14:22; 19:8; 20:25; 28:31). Este libro destaca que los apóstoles dieron “un testimonio completo” sobre ese Reino y cumplieron con todo su ministerio (Hch 2:40; 5:42; 8:25; 10:42; 20:21, 24; 23:11; 26:22; 28:23).

El tiempo fijado se ha cumplido. En este contexto, “el tiempo fijado” (en griego kairós) se refiere al tiempo predicho en las Escrituras para que comenzara el ministerio terrestre de Jesús y así se le diera a la gente la oportunidad de mostrar fe en las buenas noticias. Se usa la misma palabra griega para referirse al “tiempo” de inspección que comenzó con el ministerio de Jesús (Lu 12:56; 19:44) y al “tiempo fijado” para su muerte (Mt 26:18, nota).

tiempos o épocas. Aquí se mencionan dos aspectos del tiempo. Por una parte, está la forma plural de la palabra griega khrónos, que aquí se traduce como “tiempos” y que puede referirse a un periodo sin especificar, sea largo o corto. Y por otro lado está la palabra griega kairós, que a veces se traduce como “tiempo(s) fijado(s)” o “tiempo(s) señalado(s)” y que en su forma plural en este versículo se traduce como “épocas”. Esta palabra con frecuencia se refiere a periodos futuros de tiempo en el calendario de Dios, particularmente en relación con la presencia de Cristo y su Reino (Hch 3:19; 1Te 5:1). Ver las notas de estudio de Mr 1:15; Lu 21:24.

bajo su propia autoridad. O “en su propia jurisdicción”. Esta expresión indica que Jehová se reserva el derecho de fijar “los tiempos o épocas” en los que deben cumplirse sus propósitos. Él es el Señor del Tiempo. Antes de morir, Jesús explicó que ni siquiera el Hijo sabía “el día y la hora” en que vendría el fin, “solo el Padre” lo sabía (Mt 24:36; Mr 13:32).

los tiempos señalados de las naciones. O “tiempos señalados de los gentiles”. El término griego kairós (que aquí está en plural y se traduce como “tiempos señalados”) puede referirse tanto a un instante como a un periodo definido, una “temporada” marcada por ciertas características (Mt 13:30; 21:34; Mr 11:13). Se usa para hablar del “tiempo fijado” para que Jesús comenzara su ministerio (Mr 1:15) y “el tiempo fijado” para su muerte (Mt 26:18, nota). El término kairós también se emplea para referirse a épocas o tiempos futuros en el calendario de Dios, particularmente en relación con la presencia de Cristo y su Reino (Hch 1:7; 3:19; 1Te 5:1). En vista de la forma como se usa la palabra kairós en el texto bíblico, la expresión “los tiempos señalados de las naciones” al parecer no alude a un periodo vago o indefinido, sino a un tiempo fijo, un periodo que tiene un principio y un fin. Por otra parte, las palabras naciones o gentiles son traducciones de la forma plural de la palabra griega éthnos, que los escritores bíblicos usan con frecuencia para hablar específicamente de las naciones no judías.

gente de todas las naciones. Se podría traducir literalmente como “todas las naciones”, pero el contexto indica que esta expresión se refiere a personas de todas las naciones. El pronombre griego que se traduce como “los” en “bautícenlos” está en género masculino y se refiere a personas, no a naciones (que tiene género neutro en griego). El mandato de llegar a “gente de todas las naciones” era novedoso. Antes del ministerio de Jesús, las Escrituras indicaban que gente de otras naciones (los gentiles) era bienvenida en Israel si iba a servir a Jehová (1Re 8:41-43). Sin embargo, con este mandato, Jesús encarga a sus discípulos la misión de expandir la predicación para llegar a personas que no fueran judías de nacimiento. Así destaca el alcance mundial de la labor cristiana de hacer discípulos (Mt 10:1, 5-7; Ap 7:9). Ver la nota de estudio de Mt 24:14.

el espíritu lo impulsó a ir. O “la fuerza activa lo impulsó a ir”. Aquí la palabra griega pnéuma se refiere al espíritu de Dios, el cual puede actuar como una fuerza motivadora que impulse a una persona a comportarse de acuerdo con la voluntad de Dios (Lu 4:1). Ver glosario, espíritu.

como testigo. O “para testimonio”. El sustantivo griego que se traduce como “testimonio” (martyría) aparece el triple de veces en el Evangelio de Juan que en los otros tres Evangelios juntos. Y el verbo relacionado, que se traduce como “dar testimonio” (martyréō), se usa 39 veces en el Evangelio de Juan y solo 2 veces en los otros tres Evangelios (Mt 23:31; Lu 4:22). Este verbo se usa tan frecuentemente con Juan el Bautista que algunos han sugerido llamarlo “Juan el Testigo” (Jn 1:8, 15, 32, 34; 3:26; 5:33; ver la nota de estudio de Jn 1:19). En el Evangelio de Juan también se usa mucho en relación con el ministerio de Jesús. A menudo se dice que Jesús daba testimonio (Jn 8:14, 17, 18). Son muy interesantes las palabras del propio Jesús a Poncio Pilato: “Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad” (Jn 18:37). Y, en el libro de Apocalipsis, una revelación que recibió Juan, se llama a Jesús “el Testigo Fiel” y “el testigo fiel y verdadero” (Ap 1:5; 3:14).

dar testimonio de. Tal como se usan en las Escrituras Griegas Cristianas, las palabras griegas que se traducen “dar testimonio” (martyréō), “testimonio” (martyría) y “testigo” (mártys) tienen un significado amplio. Son términos relacionados que se emplean con el sentido básico de dar testimonio de los hechos que se conocen de primera mano o por experiencia propia. También pueden incluir la idea de ‘proclamar’, ‘confirmar’ o ‘hablar bien de algo’. Jesús no solo dio testimonio de las verdades de las que estaba convencido y las proclamó, sino que también vivió de tal modo que demostró que las palabras proféticas y las promesas de su Padre eran verdaderas (2Co 1:20). Ya se había predicho en detalle el propósito de Dios con respecto al Reino y su Rey mesiánico. Durante su vida en la tierra, que culminó con su muerte en sacrificio, Jesús cumplió todas las profecías relacionadas con él, incluso las “sombras” o patrones que se encontraban en el pacto de la Ley (Col 2:16, 17; Heb 10:1). Así que se puede decir que, por lo que dijo y por lo que hizo, Jesús dio testimonio de la verdad.

obras más grandes. Jesús no estaba diciendo que sus discípulos harían obras milagrosas más impresionantes que las suyas. Más bien, con humildad estaba admitiendo que el alcance de la predicación y la enseñanza de ellos sería mayor. Sus discípulos abarcarían más territorio, llegarían a más gente y predicarían durante más tiempo que él. De modo que estas palabras de Jesús indicaban claramente que esperaba que ellos continuaran con la labor que él había comenzado.

en toda la tierra habitada [...] a todas las naciones. Ambas expresiones destacan el alcance de la predicación. En sentido amplio, la palabra griega que se traduce “tierra habitada” (oikouménē) se refiere a la tierra como el lugar en donde viven los seres humanos (Lu 4:5; Hch 17:31; Ro 10:18; Ap 12:9; 16:14). En el siglo primero de nuestra era, se usaba para referirse al extenso territorio del Imperio romano, por donde los judíos habían sido dispersados (Lu 2:1, nota; Hch 24:5). Por otra parte, la palabra griega que se traduce como “nación” (éthnos) se refiere en sentido general a un grupo de personas más o menos relacionadas entre sí por lazos de sangre y que tienen el mismo idioma. Tal nación o grupo étnico a menudo ocupa un territorio geográfico definido.

en todo el mundo, [...] donde se prediquen. En este versículo, Jesús predijo que las buenas noticias se proclamarían por todo el mundo, como lo había dicho en la ocasión que se relata en Mt 24:14. Pero aquí añadió que también se hablaría del acto de devoción de la mujer. Dios inspiró a tres escritores de los Evangelios para que contaran lo que ella hizo (Mr 14:8, 9; Jn 12:7). Ver la nota de estudio de Mt 24:14.

el espíritu santo. O “la santa fuerza activa”. En el libro de Hechos, la expresión “espíritu santo” aparece 42 veces, y el término “espíritu” (en griego, pnéuma) se emplea por lo menos otras 15 veces para referirse al espíritu santo de Dios (por ejemplo, ver Hch 2:4, 17, 18; 5:9; 11:28; 21:4; ver también glosario, espíritu). Por lo tanto, este libro bíblico deja claro vez tras vez que la predicación y la enseñanza a escala internacional de los discípulos de Jesús solo podrían realizarse con la ayuda de la fuerza activa de Dios. Comparar con la nota de estudio de Mr 1:12.

mis testigos. Como eran judíos fieles, los primeros discípulos de Jesús ya eran testigos de Jehová y daban testimonio de que Jehová es el único Dios verdadero (Is 43:10-12; 44:8). Sin embargo, ahora iban a ser testigos no solo de Jehová, sino también de Jesús. Darían a conocer el papel clave que desempeñaría Jesús en la santificación del nombre de Jehová mediante su Reino mesiánico, que sería un nuevo rasgo del propósito de Dios. A excepción del Evangelio de Juan, el libro de Hechos emplea más que ningún otro libro bíblico las palabras griegas para “testigo” (mártys), “dar testimonio” (martyréō), “dar testimonio completo” (diamartýromai) y otros términos relacionados (ver la nota de estudio de Jn 1:7). La idea de ser un testigo y dar testimonio completo de los propósitos de Dios —que incluyen su Reino y el papel fundamental de Jesús— se repite a lo largo de todo el libro de Hechos (Hch 2:32, 40; 3:15; 4:33; 5:32; 8:25; 10:39; 13:31; 18:5; 20:21, 24; 22:20; 23:11; 26:16; 28:23). Algunos cristianos del siglo primero dieron testimonio al dar a conocer o confirmar hechos históricos sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús por lo que sabían de primera mano (Hch 1:21, 22; 10:40, 41). Y los que más adelante pusieron su fe en Jesús dieron testimonio al proclamar la importancia de su vida, muerte y resurrección (Hch 22:15). Ver la nota de estudio de Jn 18:37.

hasta la parte más lejana de la tierra. O “hasta los confines de la tierra”, “hasta los extremos de la tierra”. También se emplea esta expresión griega en Hch 13:47. Allí se cita de la profecía de Is 49:6, donde la Septuaginta usa la misma expresión. Puede que las palabras de Jesús de Hch 1:8 sean un reflejo de esa profecía, donde se decía que el siervo de Jehová sería una “luz de las naciones” para que la salvación llegara “hasta las partes más lejanas de la tierra”. Esto concuerda con lo que Jesús había dicho anteriormente de que sus discípulos harían “obras más grandes” que él (ver la nota de estudio de Jn 14:12). Sus palabras de Hch 1:8 también estaban de acuerdo con lo que había dicho sobre el alcance mundial de la predicación cristiana. Ver las notas de estudio de Mt 24:14; 26:13; 28:19.

hombres vestidos de blanco. Aquí se refiere a ángeles (comparar con Lu 24:4, 23). En el libro de Hechos, el término griego que se traduce “ángel” (ágguelos) se utiliza 21 veces. Aparece por primera vez en Hch 5:19.

de manera que se pueda observar claramente. La expresión griega que se usa en este versículo aparece solo una vez en las Escrituras Griegas Cristianas y proviene de un verbo que significa ‘observar’ o ‘vigilar atentamente’. De acuerdo con algunos especialistas, los escritores médicos usaban esta expresión para hablar de observar los síntomas de una enfermedad. La manera como se emplea aquí parece comunicar la idea de que el Reino de Dios no viene de una forma que sea obvia para todos.

al cielo. La palabra griega ouranós, que aparece tres veces en este versículo, puede referirse tanto a los cielos físicos como a los cielos espirituales.

vendrá de la misma manera. La palabra griega para “venir” (érkhomai) se usa con frecuencia en las Escrituras con distintos sentidos. En algunos contextos, se refiere a la venida de Jesús como Juez para dictar y ejecutar sentencia durante la gran tribulación (Mt 24:30; Mr 13:26; Lu 21:27). Pero esta palabra griega también se usa en relación con Jesús en otras ocasiones (Mt 16:28; 21:5, 9; 23:39; Lu 19:38). Así que es el contexto el que determina qué sentido tiene el verbo venir en este versículo. Los ángeles dijeron que Jesús vendría o regresaría de la misma “manera” (en griego, trópos) en la que se había ido. El término trópos no se refiere al mismo cuerpo o figura, sino al mismo modo. El contexto muestra que el modo como partió Jesús no fue visible al mundo en general. Solo los apóstoles estaban al tanto de que él había dejado la tierra para ir adonde estaba su Padre en el cielo. Y Jesús había indicado que su regreso como Rey del “Reino de Dios” no sería obvio para todos, solo sus discípulos sabrían que habría ocurrido (Lu 17:20; ver la nota de estudio). En cambio, la “venida” de Jesús que se menciona en Ap 1:7 es diferente. En esa ocasión, “todo ojo lo verá” (Ap 1:7). Así que, en el contexto de Hch 1:11, el término venir aparentemente se refiere a la venida invisible de Jesús como Rey entronizado al comienzo de su presencia (Mt 24:3).

la distancia del camino de un sábado. Es decir, la distancia que se le permitía recorrer a un israelita en sábado. Esta expresión se relaciona aquí con la distancia que hay entre el monte de los Olivos y la ciudad de Jerusalén. La Ley ponía restricciones a los viajes en sábado, pero no especificaba cuánto se podía recorrer (Éx 16:29). Con el tiempo, los rabinos determinaron que ese día un judío solo podía viajar unos 2.000 codos (890 m; 2.920 ft). Esta interpretación se basaba en las palabras de Nú 35:5 y en las de Jos 3:3, 4. En Números se les decía a los israelitas que debían medir fuera de la ciudad 2.000 codos, y en Josué se les decía que se mantuvieran a unos 2.000 codos del “arca del pacto”. Los rabinos alegaban que a un israelita se le permitía recorrer al menos esa distancia en sábado para adorar en el tabernáculo (Nú 28:9, 10). Posiblemente basándose en las medidas hechas desde dos puntos de referencia distintos, Josefo en una ocasión afirmó que la distancia entre Jerusalén y el monte de los Olivos era de cinco estadios (925 m; 3.034 ft) y en otra ocasión dijo que era de seis estadios (1.110 m; 3.640 ft). De cualquier modo, esa distancia es aproximadamente la misma que los rabinos decían que se podía recorrer en un sábado, y concuerda con lo que Lucas menciona en este versículo.

el Entusiasta. Así se llamaba al apóstol Simón para distinguirlo del apóstol Simón Pedro (Lu 6:14, 15). Aquí y en Lu 6:15 se usa la palabra griega zēlōtḗs, que significa ‘celoso’ o ‘entusiasta’. En los relatos de Mt 10:4 y Mr 3:18 se lo llama “el Cananita”, empleando un término que se considera de origen hebreo o arameo y que también significa ‘celoso’ o ‘entusiasta’. Aunque es posible que Simón en algún momento perteneciera a los zelotes, un partido judío que se oponía a los romanos, también es posible que recibiera este nombre por su celo y entusiasmo.

los hermanos de él. Es decir, los medio hermanos de Jesús. En los cuatro Evangelios, Hechos de los Apóstoles y dos de las cartas de Pablo se menciona a “los hermanos del Señor”, “el hermano del Señor”, “sus hermanos” y “sus hermanas”, e incluso se da el nombre de cuatro de sus hermanos: Santiago, José, Simón y Judas (1Co 9:5; Gál 1:19; Mt 12:46; 13:55, 56; Mr 3:31; Lu 8:19; Jn 2:12). Todos ellos nacieron después del nacimiento milagroso de Jesús. La mayoría de los especialistas bíblicos aceptan las pruebas de que Jesús tuvo al menos cuatro hermanos y dos hermanas, y de que todos eran hijos biológicos de José y María. Ver la nota de estudio de Mt 13:55.

hermanos. En la Biblia se puede usar el término griego adelfós para referirse a un vínculo espiritual. Pero aquí se aplica a los medio hermanos de Jesús, los hijos más jóvenes de José y María. Algunos que creen que María se mantuvo virgen después del nacimiento de Jesús afirman que aquí esta palabra se refiere a primos. Sin embargo, las Escrituras Griegas Cristianas usan un término específico para “primo” en Col 4:10 (en griego, anepsiós) y otro para “el hijo de la hermana de Pablo” en Hch 23:16. Además, en Lu 21:16 se usan las formas en plural de los términos griegos adelfós y sygguenḗs (traducidas como “hermanos” y “parientes”). Estos ejemplos demuestran que en las Escrituras Griegas Cristianas se usan términos precisos y no indiscriminados para establecer las relaciones de parentesco.

hermanos. En la Biblia se puede usar el término griego adelfós para referirse a un vínculo espiritual. Pero aquí se aplica a los medio hermanos de Jesús, los hijos más jóvenes de José y María. Algunos que creen que María se mantuvo virgen después del nacimiento de Jesús afirman que aquí esta palabra se refiere a primos. Sin embargo, las Escrituras Griegas Cristianas usan un término específico para “primo” en Col 4:10 (en griego, anepsiós) y otro para “el hijo de la hermana de Pablo” en Hch 23:16. Además, en Lu 21:16 se usan las formas en plural de los términos griegos adelfós y sygguenḗs (traducidas como “hermanos” y “parientes”). Estos ejemplos demuestran que en las Escrituras Griegas Cristianas se usan términos precisos y no indiscriminados para establecer las relaciones de parentesco.

los hermanos de él. Es decir, los medio hermanos de Jesús. En los cuatro Evangelios, Hechos de los Apóstoles y dos de las cartas de Pablo se menciona a “los hermanos del Señor”, “el hermano del Señor”, “sus hermanos” y “sus hermanas”, e incluso se da el nombre de cuatro de sus hermanos: Santiago, José, Simón y Judas (1Co 9:5; Gál 1:19; Mt 12:46; 13:55, 56; Mr 3:31; Lu 8:19; Jn 2:12). Todos ellos nacieron después del nacimiento milagroso de Jesús. La mayoría de los especialistas bíblicos aceptan las pruebas de que Jesús tuvo al menos cuatro hermanos y dos hermanas, y de que todos eran hijos biológicos de José y María. Ver la nota de estudio de Mt 13:55.

los hermanos. A veces se dice que un cristiano varón es un “hermano”, y una cristiana, una “hermana” (1Co 7:14, 15). En otros casos, como ocurre en este contexto, la Biblia emplea el término “hermanos” para referirse tanto a hombres como a mujeres (Hch 1:13, 14). En general, este término era un apelativo habitual que se usaba para dirigirse a grupos mixtos y no se restringía a los varones (Ro 1:13; 1Te 1:4). Este es el sentido con el que se utiliza en la mayoría de las cartas cristianas inspiradas. En el versículo anterior (Hch 1:14), se usa la forma plural de la palabra griega adelfós para referirse a los medio hermanos de Jesús, los hijos más jóvenes de José y María. Ver las notas de estudio de Mt 13:55; Hch 1:14.

grupo de [...] personas. Lit. “multitud de nombres”. En este contexto, la palabra griega para “nombre” (ónoma) se refiere a una persona. Se usa con el mismo sentido en Ap 3:4, nota.

Varones, hermanos. A diferencia del versículo anterior, aquí el término “hermanos” aparece junto con la palabra griega que se traduce como “hombres” o “varones” (anḗr). Esta combinación de palabras podría indicar que, al reunirse para decidir quién reemplazaría a Judas Iscariote como apóstol, solo se estaba hablando con cristianos varones.

cuando cayó de cabeza, su cuerpo reventó. En su relato sobre la muerte de Judas, Mateo dice que “se ahorcó”, explicando el modo como quiso suicidarse (Mt 27:5). Pero en este versículo Lucas describe el resultado. Al comparar los dos relatos, se ve que Judas se colgó cerca de un precipicio. En algún momento la soga o la rama del árbol se rompió, y él cayó y se reventó contra las rocas que había abajo. El terreno rocoso y escarpado que rodea Jerusalén permite llegar a esa conclusión.

su puesto de superintendente. O “su labor de superintendencia”, “su cargo de supervisor”. La palabra griega que se usa aquí (episkopḗ) se relaciona con el sustantivo griego para “superintendente” (epískopos) y con el verbo (episkopéō) que se traduce como “estar muy atento” en Heb 12:15. Pedro citó de Sl 109:8 para apoyar su recomendación de que el puesto que dejó vacante el infiel apóstol Judas fuera ocupado por otro. En ese salmo, el texto hebreo usa la palabra pequddáh, que puede traducirse como “supervisar”, “supervisor” o “superintendente” (Nú 4:16; Is 60:17; nota). En Sl 109:8, la Septuaginta (108:8, LXX) traduce este término hebreo con el mismo término griego que usa Lucas aquí en Hch 1:20. Por las palabras inspiradas de Pedro queda claro que los apóstoles tenían un puesto o cargo de superintendente. Habían sido nombrados directamente por Jesús (Mr 3:14). Así que en el Pentecostés del año 33 la congregación cristiana, que pasó de unos 120 miembros a unos 3.000 en un solo día, se inició con 12 superintendentes (Hch 1:15; 2:41). De ahí en adelante, se nombró a otros superintendentes para que ayudaran a cuidar de la congregación que iba creciendo. Aun así, la labor de superintendencia de los apóstoles siguió siendo especial, ya que al parecer Jehová se propuso que en el futuro los 12 apóstoles fueran las 12 piedras de fundamento de la Nueva Jerusalén (Ap 21:14). Ver la nota de estudio de Hch 20:28.

superintendentes. La palabra griega para “superintendente” (epískopos) se relaciona con el verbo episkopéō, que se ha traducido como “estar muy atento” (Heb 12:15), y con el sustantivo episkopḗ, traducido como “inspección” (Lu 19:44, Kingdom Interlinear; 1Pe 2:12), “ser superintendente” (1Ti 3:1) o “puesto de superintendente” (Hch 1:20). Por lo tanto, el superintendente era alguien que visitaba, supervisaba y dirigía a los miembros de la congregación. El término griego comunica la idea básica de supervisar para proteger. Los superintendentes de la congregación cristiana tienen la responsabilidad de cuidar de las necesidades espirituales de sus hermanos en la fe. Pablo usa aquí el término “superintendentes” para referirse a los “ancianos” de la congregación de Éfeso (Hch 20:17). Y, en su carta a Tito, emplea la palabra “superintendente” al hablar de los requisitos que deben llenar los “ancianos” de la congregación cristiana (Tit 1:5, 7). Por lo tanto, los dos términos se refieren al mismo cargo: presbýteros (“anciano”) se centra en las cualidades y la madurez de los que son nombrados, mientras que epískopos (“superintendente”) destaca los deberes relacionados con ese nombramiento. Este relato de la reunión de Pablo con los ancianos de Éfeso muestra que había varios superintendentes en la congregación de aquella ciudad. No había una cantidad fija de ancianos por congregación, sino que su número dependía de cuántos llenaban los requisitos para serlo por su madurez espiritual. Del mismo modo, al escribir a los cristianos de Filipos, Pablo habló de “los superintendentes” que había allí (Flp 1:1), lo que muestra que había un grupo que servía como un solo cuerpo para supervisar los asuntos de la congregación. Ver la nota de estudio de Hch 1:20.

realizó sus actividades entre nosotros. Lit. “entró y salió entre nosotros”. Esta traducción literal refleja una expresión idiomática semítica que se refiere a llevar a cabo las actividades cotidianas junto con otras personas. También podría traducirse como “vivió entre nosotros”. Comparar con Dt 28:6, 19; Sl 121:8; nota.

Matías. El nombre griego Maththías es probablemente la forma abreviada de Mattathías. Este a su vez se deriva del nombre hebreo que se traduce como “Matitías”, que significa ‘regalo de Jehová’ (1Cr 15:18). De acuerdo con las palabras de Pedro (Hch 1:21, 22), Matías había sido discípulo de Cristo durante todo su ministerio de tres años y medio. Tuvo trato muy cercano con los apóstoles y muy probablemente fue uno de los 70 discípulos a los que Jesús envió a predicar (Lu 10:1). Después de ser seleccionado, “fue añadido a los 11 apóstoles” (Hch 1:26), y a partir de ese momento, cuando en el libro de Hechos se habla de “los apóstoles” o “los Doce”, se cuenta a Matías entre ellos (Hch 2:37, 43; 4:33, 36; 5:12, 29; 6:2, 6; 8:1, 14).

Jehová. Los manuscritos griegos disponibles usan aquí el término Kýrios (“Señor”). Sin embargo, en el apén. C se explica que hay buenas razones para creer que en este versículo aparecía originalmente el nombre de Dios y que después se sustituyó por el título Señor. Por eso se usa el nombre Jehová en el texto principal.

que conoces los corazones de todos. En las Escrituras Hebreas con frecuencia se indicaba que Jehová Dios es quien tiene la capacidad de leer los corazones (Dt 8:2; 1Sa 16:7; 1Re 8:39; 1Cr 28:9; Sl 44:21; Jer 11:20; 17:10). Por eso en este contexto habría sido normal para un judío de habla hebrea usar el nombre divino al orarle a Dios. La palabra griega que aquí se traduce como “que conoces los corazones”, kardiognṓstēs (lit. “conocedor de corazones”), solo se emplea en este versículo y en Hch 15:8, donde dice “Dios, que conoce el corazón”. Ver apén. C3 (introducción y explicación de Hch 1:24).

echaron suertes. Antes de la era cristiana, los siervos de Dios echaban suertes para conocer la voluntad de Jehová al tomar decisiones sobre diversos asuntos (Le 16:8; Nú 33:54; 1Cr 25:8; Pr 16:33; 18:18; ver glosario, echar suertes). Pero, en las Escrituras Griegas Cristianas, esta es la única vez que se dice que los discípulos de Jesús echaron suertes. Tenían que decidir cuál de los dos candidatos propuestos reemplazaría a Judas Iscariote. Y sabían que necesitaban la guía de Jehová. El propio Jesús había pasado toda la noche orándole a su Padre antes de nombrar a los 12 apóstoles (Lu 6:12, 13). Es importante destacar que, antes de que la suerte cayera sobre Matías, los discípulos repasaron varios versículos y le pidieron específicamente a Jehová que les indicara su decisión (Hch 1:20, 23, 24). Sin embargo, la Biblia no dice que se echaran suertes después del Pentecostés del año 33 para seleccionar a los superintendentes y a sus ayudantes o para tomar decisiones sobre asuntos importantes. Cuando el espíritu santo empezó a actuar sobre la congregación cristiana, ya no fue necesario emplear este método (Hch 6:2-6; 13:2; 20:28; 2Ti 3:16, 17). Los superintendentes no se elegían echando suertes, sino que se elegía a los que demostraban el fruto del espíritu santo en su vida (1Ti 3:1-13; Tit 1:5-9). Las suertes también se usaban en otras culturas (Est 3:7; Joe 3:3; Abd 11). Por ejemplo, los soldados romanos echaron suertes para repartirse las prendas de vestir de Jesús, tal como se predijo en Sl 22:18. Parece que lo hicieron para su propio beneficio, no para cumplir la profecía bíblica (Jn 19:24). Ver la nota de estudio de Mt 27:35.

añadido a. O “contado con”, es decir, considerado igual a los otros 11 apóstoles. De ese modo, para Pentecostés hubo 12 apóstoles que sirvieron de fundamento para el Israel espiritual. Seguro que Matías estuvo entre “los Doce” que luego ayudaron a resolver el problema relacionado con los discípulos de habla griega (Hch 6:1, 2).

para repartirse su ropa. En Jn 19:23, 24 se añaden detalles que no se mencionan en Mateo, Marcos y Lucas. El relato combinado de los cuatro Evangelios da un cuadro más claro. Parece que los soldados romanos echaron suertes por la ropa de Jesús, incluida la túnica interior; luego dividieron la ropa “en cuatro partes, una para cada soldado”, pero se sortearon la túnica porque no querían dividirla. Al hacer esto con la ropa del Mesías, los soldados cumplieron las palabras de Sl 22:18. Parece que la costumbre era que los ejecutores se quedaran con la ropa de los condenados y todas sus pertenencias. Por eso se las quitaban antes de ejecutarlos. Esto hacía todavía más humillante aquella terrible experiencia.

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Hechos de los Apóstoles: algunos sucesos importantes
Hechos de los Apóstoles: algunos sucesos importantes

Los sucesos se presentan en orden cronológico.

1. En el monte de los Olivos, cerca de Betania, Jesús les dice a sus discípulos que den testimonio sobre él “hasta la parte más lejana de la tierra” (Hch 1:8).

2. En Pentecostés, se derrama espíritu santo sobre los discípulos, que empiezan a predicar en diferentes idiomas (Hch 2:1-6).

3. Curan a un hombre cojo en la Puerta Hermosa del templo (Hch 3:1-8).

4. Presentan a los apóstoles ante el Sanedrín, y ellos dicen: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hch 5:27-29).

5. Matan a Esteban apedreándolo fuera de Jerusalén (Hch 7:54-60).

6. Cuando los discípulos son esparcidos, Felipe va a Samaria y comienza a predicar en esa región; se envía a Pedro y a Juan allí para que los que están bautizados puedan recibir espíritu santo (Hch 8:4, 5, 14, 17).

7. Felipe predica a un eunuco etíope en el camino que iba de Jerusalén a Gaza y lo bautiza. Ver mapa “Actividades de Felipe el evangelizador” (Hch 8:26-31, 36-38).

8. Jesús se le aparece a Saulo en el camino a Damasco (Hch 9:1-6).

9. Jesús le dice a Ananías que vaya a la calle Recta y ayude a Saulo; Saulo se bautiza (Hch 9:10, 11, 17, 18).

10. Cuando Dorcas muere en Jope, los discípulos le piden a Pedro, que está en la cercana Lida, que vaya allí con urgencia; cuando él llega a Jope, resucita a Dorcas (Hch 9:36-41).

11. Mientras está alojado en Jope, Pedro ve una visión de animales que Dios había purificado (Hch 9:43; 10:9-16).

12. Pedro va a Cesarea, donde les predica a Cornelio y a otros gentiles incircuncisos; ellos creen en sus palabras, reciben espíritu santo y se bautizan (Hch 10:23, 24, 34-48).

13. Los discípulos reciben por primera vez el nombre de “cristianos” en Antioquía de Siria (Hch 11:26).

14. Herodes mata a Santiago y mete a Pedro en prisión; Pedro es liberado por un ángel (Hch 12:2-4, 6-10).

15. Pablo comienza su primer viaje misionero con Bernabé y con Marcos. Ver mapa “Primer viaje misionero de Pablo” (Hch 12:25; 13:4, 5).

16. Cuando surge en Antioquía una discusión sobre la circuncisión, Pablo y Bernabé les plantean el problema a los apóstoles y los ancianos en Jerusalén y, después de la reunión, regresan a Antioquía (Hch 15:1-4, 6, 22-31).

17. Pablo comienza su segundo viaje misionero. Ver mapa “Segundo viaje misionero de Pablo”.

18. Pablo comienza su tercer viaje misionero. Ver mapa “Tercer viaje misionero de Pablo”.

19. Cuando Pablo se encuentra en Jerusalén, se forma un alboroto en el templo; arrestan a Pablo, y él le habla al pueblo desde las escaleras de la Fortaleza Antonia (Hch 21:27-40).

20. Se descubre una conspiración para matar a Pablo, así que lo llevan a Antípatris escoltado por soldados y luego lo transfieren a Cesarea (Hch 23:12-17, 23, 24, 31-35).

21. Pablo es juzgado ante Festo; apela a César (Hch 25:8-12).

22. Primera parte del viaje de Pablo a Roma. Ver mapa “Viaje de Pablo a Roma”.

Video Información sobre Hechos
Video Información sobre Hechos
Betfagué, monte de los Olivos y Jerusalén
Betfagué, monte de los Olivos y Jerusalén

Este breve video sigue el camino que llegaba a Jerusalén desde el este, desde el pueblo conocido hoy día como et-Tur (que se cree que es la Betfagué de la Biblia) hasta uno de los puntos más altos del monte de los Olivos. Al este de Betfagué estaba Betania, en la ladera este del monte de los Olivos. Cuando Jesús y sus discípulos visitaban Jerusalén, solían pasar la noche en Betania, donde hoy día está la ciudad de el-ʽAzariyeh (El ʽEizariya), que en árabe significa ‘el lugar de Lázaro’. Está claro que Jesús se quedaba en la casa de Marta, María y Lázaro (Mt 21:17; Mr 11:11; Lu 21:37; Jn 11:1). Y, cuando iba desde allí hasta Jerusalén, es posible que siguiera una ruta parecida a la que se ve en el video. El 9 de nisán del año 33, cuando cruzó el monte de los Olivos montado en un burrito para llegar a Jerusalén, puede que saliera de Betfagué y siguiera este camino.

1. Camino desde Betania hasta Betfagué

2. Betfagué

3. Monte de los Olivos

4. Valle de Cedrón

5. Monte del templo

El cuarto de arriba
El cuarto de arriba

Algunas casas de Israel tenían una planta alta. Se accedía a la habitación de arriba desde adentro de la vivienda por una escalera de mano o por escalones de madera, o desde afuera por una escalera de mano o una de piedra. Jesús celebró la última Pascua con sus discípulos e instituyó la conmemoración de la Cena del Señor en un cuarto de arriba grande, posiblemente parecido al que se ve aquí (Lu 22:12, 19, 20). Parece que el día del Pentecostés del año 33 unos 120 discípulos estaban reunidos en la planta alta de una casa de Jerusalén cuando se derramó el espíritu de Dios sobre ellos (Hch 1:13, 15; 2:1-4).