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Se ofrecieron para ayudar en Guyana

Se ofrecieron para ayudar en Guyana

 “¡Es increíble lo feliz que te sientes cuando puedes predicar donde más se necesita!”. Así lo ve Joshua, que vive en Estados Unidos pero estuvo en Guyana durante algún tiempo. Muchos testigos de Jehová que han ido a predicar a este país de Sudamérica se han sentido igual. Y es que en Guyana hay muchas personas que desean conocer a Jehová. a ¿Qué podemos aprender de estos hermanos que se van a predicar al extranjero? ¿Podríamos poner en práctica algunas de sus sugerencias si estamos pensando en hacer lo mismo?

¿Qué los motivó?

Linel

 Antes de mudarse a Guyana, un hermano estadounidense llamado Linel fue a predicar un par de semanas a un lugar de su país donde no había muchos publicadores. Linel cuenta: “Un grupo de 20 fuimos a una zona rural de Virginia Occidental”. Y añade: “Esas dos semanas me cambiaron la vida. Disfruté mucho de la predicación y de estar con los hermanos. Lo que viví me impulsó a servir a Jehová con más ganas que nunca”.

Érica y Garth

 Garth y Érica también se propusieron ir a predicar al extranjero. Eligieron Guyana. ¿Por qué? Érica explica: “Mi esposo y yo conocíamos a otro matrimonio que ya se había mudado a Guyana. Su entusiasmo y ver que les encantaba lo que hacían nos motivó”. Pasaron tres años muy felices en lo que ahora describen como “una experiencia única que jamás olvidarán”. Garth dice: “Probamos el servicio en el extranjero y nos gustó”. Tiempo después, fueron a la Escuela de Galaad y ahora sirven en Bolivia.

Los que predican en el extranjero suelen tener buenas conversaciones sobre la Biblia.

¿Cómo se prepararon?

 La Biblia nos recomienda llevar una vida sencilla (Hebreos 13:5). También nos sugiere hacer planes con calma antes de tomar decisiones importantes (Lucas 14:26-33). Y eso es lo que debemos hacer si estamos pensando en mudarnos al extranjero. Garth cuenta: “Antes de irnos a Guyana, tuvimos que simplificar nuestra vida. Vendimos nuestro negocio, nuestra casa y todas las cosas innecesarias que habíamos acumulado. Eso nos tomó varios años. Mientras tanto, cada año íbamos a Guyana para no olvidar nuestra meta de predicar allí”.

Sinead y Paul

 También hay que pensar en cómo ganarse la vida. En algunos lugares, si la ley lo permite, los extranjeros pueden trabajar. Por otro lado, algunos hermanos mantienen sus empleos actuales trabajando a distancia con una computadora. Otros prefieren regresar a su país cada cierto tiempo para trabajar allí una temporada. Paul y Sinead, otro matrimonio, regresaban a trabajar a Irlanda una vez al año. Así lograron predicar en Guyana durante mucho tiempo. Incluso cuando nació su hija, pudieron quedarse otros siete años. En total estuvieron sirviendo allí 18 felices años.

Christopher y Lorissa

 Salmo 37:5 dice: “Pon tu camino en manos de Jehová; confía en él, y él actuará a tu favor”. Christopher y Lorissa, de Estados Unidos, le oraban mucho a Jehová sobre su meta de servir en el extranjero. Además, en su adoración en familia hablaron de lo que necesitarían hacer para mudarse y anotaron los pros y los contras. Como algo que les preocupaba era el idioma, decidieron ir a Guyana, donde el inglés es la lengua oficial.

 También tomaron en cuenta lo que dice Proverbios 15:22: “Cuando no hay comunicación, los planes fracasan, pero con muchos consejeros se consiguen buenos resultados”. Así que escribieron a la sucursal que supervisa la obra en Guyana b para explicar lo que querían hacer y sus circunstancias. También pidieron información sobre los servicios médicos, el clima y las costumbres locales. La sucursal les respondió sus preguntas y les dijo cómo ponerse en contacto con los ancianos de la zona a la que pensaban mudarse.

 Linel, a quien ya mencionamos, es ahora un superintendente viajante en Guyana. Antes de mudarse, él también recordó el consejo de Proverbios 15:22. Nos cuenta: “Además de ahorrar para el viaje, hablé con hermanos que habían predicado en el extranjero. También hablé de mis planes con mi familia, con los ancianos de la congregación y con nuestro superintendente de circuito. Y leía todo lo que encontraba en nuestras publicaciones sobre ir a predicar donde más se necesita”.

Joseph y Christina

 A muchos les ha dado buenos resultados visitar el país antes de mudarse. Joseph y Christina dicen: “La primera vez que fuimos a Guyana nos quedamos allí tres meses. En ese tiempo pudimos hacernos una idea de cómo era el lugar. Luego volvimos a casa, arreglamos nuestras cosas y nos mudamos”.

¿Cómo se adaptaron?

Joshua

 Si queremos que nos vaya bien cuando nos mudamos al extranjero, debemos estar dispuestos a hacer sacrificios y adaptarnos a las costumbres del lugar. Por ejemplo, los que se mudan de zonas más frías a lugares tropicales descubren que su nuevo hogar está lleno de todo tipo de insectos. Joshua, a quien ya mencionamos, cuenta: “Yo no estaba acostumbrado a ver tanto insecto. ¡Encima en Guyana son enormes! O eso me parecía a mí. Pero poco a poco me acostumbré. También aprendí que puedes tener muchos menos insectos en tu casa si la mantienes limpia. Y eso significa lavar los platos, sacar la basura y limpiar bien la casa”.

 Adaptarse a la vida en otro país también significa acostumbrarse a comer cosas nuevas y aprender a prepararlas. Joshua recuerda: “Mi compañero de cuarto y yo les pedimos a algunos hermanos que nos enseñaran a usar los ingredientes locales. Cuando aprendíamos a cocinar algo nuevo, invitábamos a hermanos de la congregación para que lo probaran. Gracias a eso pudimos conocer mejor a los hermanos y hacer nuevos amigos”.

Paul y Kathleen

 Hablando sobre las costumbres locales, Paul y Kathleen comentan: “Las normas de conducta y la forma de vestir en una zona tropical eran algo nuevo para nosotros. Así que tuvimos que ser humildes para hacer los cambios necesarios. Claro, sin olvidar los principios bíblicos. Adaptarnos a la cultura local nos acercó más a los hermanos y nos ayudó a tener mejores resultados en la predicación”.

Valió la pena

 Joseph y Christina expresan así lo que muchos sienten: “Las bendiciones superaron por mucho las dificultades. Salir de nuestra zona de confort nos ayudó a tener claras nuestras prioridades. Muchas cosas que antes nos parecían superimportantes ahora ya no lo eran tanto. Cada nueva experiencia nos motivaba a seguir dándole a Jehová lo mejor. Nos sentíamos felices con nuestra vida”.

 Érica dice: “Descubrimos lo que significa confiar en Jehová de verdad. Como nunca antes, sentimos que Jehová nos tendió la mano. Y todo lo que vivimos nos unió más como matrimonio”.

a Para saber más sobre la historia de la predicación en Guyana, vea el Anuario de los testigos de Jehová 2005.

b La sucursal de Trinidad y Tobago es la que supervisa la obra en Guyana.