Ir al contenido

Ir al índice

 TEMA DE PORTADA | ¿DE QUÉ HABLA LA BIBLIA?

¿Cómo empezó todo?

¿Cómo empezó todo?

El primer libro de la Biblia, Génesis, explica con estas pocas palabras el origen del universo: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Después de crear las plantas y los animales, Dios hizo a Adán y Eva, los primeros seres humanos. Algo que los distinguía de los animales era que Dios los dotó de cualidades semejantes a las suyas, entre estas, la libertad de elección. Por consiguiente, eran responsables de sus actos. Si obedecían las instrucciones del Creador, podían ser los padres de una familia humana mundial que disfrutaría para siempre de una vida perfecta y llena de paz en la Tierra, como Dios se había propuesto.

No obstante, cierto ángel se aprovechó de los seres humanos y se convirtió en Satanás, que significa “Opositor”. Valiéndose de una serpiente, engañó a Eva. Le dijo que le iría mejor sin la guía de Dios. Adán y Eva le hicieron caso a Satanás y se independizaron de su Creador. Debido a esta mala decisión, nuestros primeros padres perdieron la oportunidad de vivir para siempre y nos transmitieron el pecado, la imperfección y la muerte.

Dios enseguida expresó sus intenciones de arreglar esta situación y dar a los hijos de Adán la oportunidad de tener vida eterna. Predijo que una “descendencia” —una persona en particular— destruiría a Satanás y eliminaría el sufrimiento que tanto él como Adán y Eva habían causado (Génesis 3:15). ¿Quién sería esta “descendencia”? Con el tiempo se vería.

Entretanto, Satanás siguió esforzándose por frustrar el propósito de Dios, y el pecado y la maldad se extendieron rápidamente. Entonces Dios decidió destruir a la gente malvada con un diluvio. Le dijo al fiel Noé que construyera un arca —una enorme caja flotante— para que se salvaran él y su familia, así como los animales que introduciría en ella.

Un año después de que comenzara el Diluvio, Noé y su familia salieron del arca. La Tierra estaba limpia, pero la “descendencia” aún no había aparecido.

(Basado en Génesis 1 a 11, Judas 6, 14 y 15 y Revelación [Apocalipsis] 12:9.)